"Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas"



Colocaba la trastienda cuando comenzaron a sonar las sirenas, me pregunto cual es el motivo de tanto alboroto, sera que por fin vinieron por el tio Filiberto, su extraño negocio no le ha creado buena fama, o acaso el vecino borracho golpeo de nuevo a su esposa, tengo cosas que hacer para asomarme y ver de que se trata todo esto, si no termino el abuelo nuevamente me regañara por dejar todo a lo ultimo, pero que mas da una pequeña distracción, es mas mi ímpetu de saber lo que sucede.

A lo lejos escucho un grito que se me hace muy familiar, poco a poco se va incrementando sin lograr entender que es lo que gritan, el pasillo se me hace eterno, acelero el paso para saber de una vez por todas que es lo que esta pasando haya afuera, no logro avanzar mucho con estas muletas, cada vez mas mi latido es mas fuerte y rápido, no logro entender que esta pasando, en mi mente pasan miles de cosas, aun recuerdo lo que vivimos con el abuelo hace un año, su corazón es muy débil, a pesar de su apariencia, por dentro es el ser mas frágil que he conocido, sus años de duro trabajo ahora se los esta cobrando caro, no puedo imaginar la casa sin el abuelo, su cuarto desierto y sin luz por que ya no estará mas ahí, ira a vivir lejos con la tía Ruperta, el doctor dice que necesita descanso, necesita calmar su vida tan ajetreada lejos de toda preocupación, por fin estoy llegando al final del pasillo, solo falta subir los treinta escalones y cruzar el patio para descubrir el por que de las sirenas, ahora escucho mas gritos, las sirenas cada vez mas fuertes, escucho disparos, no puede ser, que estará pasando haya afuera, mi desesperación va en aumento, mi corazonada se puede volver realidad, el tio Filiberto se ha metido en problemas, a quedado mal con sus socios que vienen a desquitarse con la familia, maldigo la hora en que me fracture la pierna, no puedo correr, mis pasos son lentos, apenas voy por la mitad de la escalera y ya escuche mas disparos, como si fuera una guerra, por mi desesperación de subir rápido la escalera pierdo el equilibrio y ruedo hasta el primer escalón, maldición, me he fracturado el brazo, con mucho esfuerzo y dolor me levanto para seguir con mi camino, es mas las ganas de saber la verdad que el gran dolor que siento por la caída, pareciera que el destino no quiere que me estere de nada, sera una señal, debí esperar hasta que pasara todo, por fin, el ultimo escalón, levanto la mirada y veo el patio enorme, como nunca lo había visto, ese patio que de niño me quedaba corto al andar en bicicleta, ahora lo veo como si fuera un estadio, es extraño como la mente nos bloquea en momentos como este, misterios de la vida.

Me encuentro en medio del enorme patio, sin fuerza, sin ganas, con miedo, con desesperación, sin saber lo que sucede realmente, de pronto veo una sombra, se va acerca poco a poco a la entrada, el pánico va en aumento, por el miedo el dolor desaparece, un escalofrió me invade, reconozco esa silueta, es el tio Filiberto, a sacado algo del bolsillo, con una gran calma enciende su cigarrillo, escucho nuevamente un grito, esta vez reconozco de quien se trata, logro entender que es lo que dice, es la abuela Ancina la que grita, le grita al tio Filiberto, quiere que le baje el volumen al televisor.


Medorio.


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