"A las ocho menos cinco apagaron las luces"



A las ocho menos cinco apagaron las luces, desesperado mire por la ventana, esperaba impaciente como todas las noches, ahí estaba ella, sonriente como siempre, con la mirada perdida, su sonrisa eterna que le da un semblante de niña, con movimientos calidos y fluidos se despedía de sus compañeros, un día mas que la veo por mi ventana esperando el momento oportuno para hablarle, para decirle tantas cosas, cada vez que la veía irse, que se perdía en el camino oscuro, me lamentaba por no tener el valor de acercarme.

por las noches pensaba la manera de entablar una conversación, pensaba como hacer para entrar en su vida, en su mundo, pensaba como hacer que se diera cuenta que existo, pensaba miles de cosas, que complicado se me hacia hablarle a una desconocida, por alguna extraña razón dentro de mi surgió la gran necesidad de hablarle, no podía esperar otro día mas para llamar su atención, era el momento, era mi oportunidad de acercarme, no podía perderla, no esperaba tener otra oportunidad así, solo tenia que aplicar todo lo planeado, todo lo practicado para no parecer un tonto frente a ella.

Corrí como nunca lo había hecho, ni en mis años de deportista lo había hecho de esa manera, no me importo como estaba vestido, ni como lucia, solo importaba hablar con ella, decirle que me dejara entrar en su vida, que la podía cambiar por completo como ella lo ha hecho con la mía, solo necesitaba una oportunidad, esa oportunidad que anhelaba tanto estaba apunto de suceder.

Me detuve frente a ella, me miro fijamente, a pesar de ser un extraño para ella no reacciono con miedo e indiferencia, solo soltó una sonrisa y con un gesto complaciente esperaba el motivo de mi impertinencia, sentía miles de miradas sobre mi, pero solo era la de ella, simplemente la de ella, sentí que pasaba una infinidad de tiempo, el corazón latía mas rápido por tanto nerviosismo, no sabia que decir ni que hacer, ella esperaba impaciente, un poco desesperada por tanto silencio, todo lo pensado por las noches desaparecía por completo, entonces sucedió, solo pude decir algo muy honesto, salido del corazón, salido del alma, ella apunto de darse la vuelta, logre decirle, me puedes dar la hora, y solo respondió, las ocho menos cinco…


Medorio.


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