De “teibol” y otra leyenda urbana



Ayer me puse una peda, ya tenía un buen que no probaba una chela, me encontraba tranquilamente en mi casa, en la comodidad de mi sillón, sin ningún plan, con mi vaso de “chocomilote” a un lado (solo para campeones), cuando veo que tengo un mensaje, bueno primero escuche que era un mensaje, el cual decía que me hacían una atenta invitación a un centro recreativo comúnmente llamado “teibol”, la verdad lo pensé mucho, tenía mucha hueva de cambiarme de playera, por otro lado estaba el sentimiento de despreciar una chela, por un minuto lo pensé muy bien y al final de cuenta gano la cerveza a la hueva.

Entrando en ambiente con el “chow” y con cuatro chelas para calentar motor, empezaron a salir las aneglotas (en ese momento no eran anécdotas según uno de los weyes que estaban ahí hasta la madre de pedo, apenas podía pronunciar aneglota, creo que es más difícil decir aneglota que anécdota pero bueno eso me vale madre), nos conto una vez que fue al “teibol” y que andaba filoso, decidió saciar su sed de carne con alguna de las damiselas que trabajan ahí o lo que es lo mismo matar el oso a puñaladas, ponerle Jorge al niño, aparearse (bueno creo que ya entendieron), y como es hombre de mundo el wey se le ocurrió pagar con tarjeta (ha canijo), cuando ya estaba todo listo para descargar su energía acumulada tocan desesperadamente la puerta del privado para avisar que no pasaba su tarjeta, este wey insistió tanto que regresaron a checar nuevamente la tarjeta, así los entretuvo con diferentes tarjetas, hasta que termino de ponerle con la vieja, ninguna de las tarjetas pasaron, la vieja se enojo tanto que mando a los de seguridad a madrear a este cabron, lo lastimaron tanto que fue a dar al hospital, después de su recuperación demando a los dueños del lugar, para evitar problemas los dueños decidieron darle un privado y cervezas gratis cada vez que fuera al “teibol”.


En otra ocasión en un “teibol”, estaba con el wey de Edson viendo tranquilamente el famoso baile del tubo, era el turno de afrodita, una morena de fuego bien proporcionada, esta vieja se la pasaba dando vueltas en el tubo, en una de las vueltas lo dio tan rápido que salió volando la peluca, y yo como soy todo un caballero, empecé a gritar: no mames, no mames, es hombre, es hombre, y todos empezaron a gritar lo mismo, era tanto el escándalo que prendieron las luces, apagaron la música, el supuesto hombre no aguanto el castre que salió corriendo de la pista, Edson le pregunta a una de las damisela que pasaba por nuestra mesa si en verdad era hombre, y en efecto no era hombre solo que la vieja usaba peluca porque tenía poco cabello, y como ya había dicho antes lo caballero que soy al saber que si era una vieja que solo usa peluca grite con más fuerza si es hombre, si es hombre, nos trajeron de inmediato la cuenta y nos sacaron de ese pinche “teibol”.




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