Historia macabrona: “los chefs y el pinche”



La otra vez escuche una plática bien cabrona de mis vecinos, y no es que este de chismoso o algo parecido, le verdad me vale madre todo lo que les pase a mis vecinos, si tuviera una lámpara con un genio adentro (de la lámpara claro) y me concediera tres deseos uno de ellos seria mandar a la chingada a todos mis vecinos y vivir completamente solo sin que nadie este tocando la puerta pidiendo algo a las 11 de la madrugada, el otro deseo pediría que las mujeres dejaran de verme como objeto sexual, y por ultimo pediría una pipa o camión repleto de chelas como el que se gano Barney.

Regresando a la plática bien cabrona de mis vecinos el cual escuche porque se la pasan gritando (no hablan gritan los cabrones, para que todos se enteren como si nos interesara sus platicas pendejas), por esa misma razón me chuto los pasajes de la biblia y de mas harta de chingaderas que leen, la plática cabrona consistía, y digo cabrona porque escuche a uno de ellos decir que preparara una comida mas cabrona todavía, el cual consistía en pescado a la no sé qué madre combinado con no se qué cosa (me declaro ignorante con los tecnicismos que emplearon, ha canijo) y el otro le responde que preparara una sopa con camarones y demás ingredientes dignos del mejor “Iron Chef América” (ay wey, otro pedo), esa misma expresión dije cuando escuche todo eso, ha también dije: no mames, no mames, como dos niños de nueve y ocho años pueden preparar todo eso, la verdad es que me hicieron sentir mal, como siendo tan chingon no puedo preparar algo parecido, snif.

Como mi ego quedo aplastado por esos niños mojones decidí buscar las recetas secretas de mi tía Ruperta, hace unos años escuche que había escondido el libro con todas las recetas, por más de tres minutos busque ese dichoso libro sin ningún resultado, como mi desesperación iba en aumento decidí mejor ver el canal de cocina y tomar nota de todo lo que preparan, a huevo.

Media hora después salí a comprar los ingredientes para mí comida gourmet, a lo lejos vi que venía uno de los chef con todos los ingredientes que necesitaban para su gran banquete, conforme se iba acercando mi sorpresa era cada vez mayor, cada vez mayor, mas mayor (como mas mejor, así de cabron), aun mayor, mayor, ya no cavia en mi pecho (ay no mames), entonces sucedió, al estar de frente del lactante note los ingredientes que traía, y en efecto, era dos sopas nissin y una lata de atún, pinches niños mojones no vuelvo a confiar en ellos.


Medorio.



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