Sutra 0

Le pregunte a mi tía:

- tía porque fuiste la única del pueblo que no le creyó al curandero.

- no te creas mijo, una vez fui con él, para que me aliviara de un dolor de cadera que me molestaba mucho.

- a chinga, ¿enserio?, ¿y qué paso?

Paso que el curandero pedía que los que lo visitaran llevaran un líquido especial para limpias y un huevo, cuando me toco pasar con el curandero, apenas iba entrando y el ya se estaba posesionando de algún espíritu que le dacia la enfermedad que tenia uno, durante unos minutos hablaba pero nunca le entendí lo que decía, pasado los minutos el espíritu se fue y el curandero regreso de su trance, me quedaba viendo fijamente y me decía que tenía una vida muy dura, en ese momento me dije a mi misma, todos tenemos una vida dura, no me dice nada nuevo, seguía diciéndome lo difícil y duro que era mi vida mientras me rameaba y me echaba el liquido que lleve, después de hacerme la limpia partió el huevo y el huevo jamás se partió, quedo completamente duro, se voltea y muy sorprendido me dice, ya ves, te dije que tu vida era dura, por eso el huevo no se partió, me le quede viendo con cara de chinga tu madre, le dije que ese huevo esta duro porque yo lo coci, sin saber que hacer me pregunto porque hice eso, me di la vuelta y me fui de ahí, jamás regrese con él y mejor fui al doctor.

- ¿tía porque cociste el huevo?

- por si había mucha gente y me daba hambre, en lo que esperaba para pasar me iba a comer el huevo.

Que sabia es mi tía Ruperta, y ya.